lunes, 23 de febrero de 2009

Asamblea de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social 2007

Entre casos inéditos aconteció la XLVII asamblea anual de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social que se realizó en Chihuahua.

Conocí lo que es la Academia por conducto de la Preparatoria Número 15 Unidad Madero de la Universidad Autónoma de Nuevo León, hace muchos ayeres, cuando fui a realizar mi servicio social. Me tocó ver la forma en que se reunían los Maestros de cada una de las áreas a comentar los problemas de su materia, los avances con los alumnos, los temas que faltaban y la forma en que habrían de afrontarlos. Me gustó.

Luego, muchos años después, tuve oportunidad de asistir a las reuniones de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social realizadas en Guanajuato, Tijuana, Saltillo, y algunas otras. Todas, presididas por el Maestro Guillermo Hori Robaina, Presidente de la Academia y uno de los juslaboralistas más respetados del país. Fui, observé las Mesas de Trabajo, asistí a las Reuniones Plenarias, voté, mas nunca participé con una Ponencia, tal vez, por el temor de que mi propuesta no fuera de interés, tal vez por el temor de hacer el ridículo, tal vez por pensar que no tenía nada que aportar, razones que ocasionan el que la gente se reserve lo que puede dar a los demás.

En varias ocasiones me acompañaron mi esposa, mis hijos, conforme fueron naciendo y tengo, en mi “Muro de las Vanidades”, colgados los diplomas obtenidos. Mi único mérito fue haber asistido. Los diplomas de mis hijos son de primeros lugares en la escuela y esos sí que tienen mérito.

Hace dos años, traté de asistir a la Asamblea Anual a realizarse en Hermosillo a hacer valer mi propuesta, la que Usted ya ha visto varias veces, pero, nunca falta un pero, tenía audiencias que atender en Durango y, de participar en la Academia a sacar adelante mi trabajo, la única opción que tenía fue la que seguí. Me quedé con las ganas.

Hace un año, la Asamblea fue en Monterrey y a esa sí asistí. Ingresé como Miembro de Número. Esa reunión ya se la comenté el otro día en estas mismas páginas.

Ahora la XLVII Asamblea Anual de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social se realizó del 01 al 04 de abril en Chihuahua, Capital del Estado Grande. Empezó con un rompe-hielos en la Facultad de Derecho anfitriona. Saludé a grandes amigos de antaño, a otros nuevos, a jóvenes de Chihuahua y otros lares, a Carlos, que me acompañó en Monterrey, a Lunia, que tiene unos ojos preciosos, al Dr. Rubén, que cumple 45 años de publicar libros, a muchos más. Excelente. Los muchachos se fueron a la “Cantina de Don Lupe”. No sé a que fueron.

Estaban muchos académicos con esposas, hijos, yernos, nueras, en suma, familias completas. La verdad, es un gusto la forma en que la familia de los juslaboralistas en México se conforma. Además, había hermanos latinoamericanos de primer nivel.

Usted ya conoce mi afecto por esa tierra y sus habitantes, por lo que tal vez, mi nota esté afectada de parcialidad. Sin embargo, las palabras del C. Gobernador en la ceremonia de inauguración, cuando dijo que él había participado, siendo estudiante, en algunas Asambleas, lo puede ubicar en el trato que se nos brindó. Lástima que yo no hubiera ido a las actividades extracurriculares celebradas el lunes en el Bross Club y el martes en el Shiguas, que no sé donde quedan pero que empezaron a las diez de la noche. Dicen los muchachos que estuvieron “de pelos” y así debieron haber sido, por las caras que presentaban por las mañanas. Recordé cuando me decían: “de noche das miedo y de día das lástima”. No se por qué.

Total, se inauguró la Asamblea y empezaron los trabajos. Seis Mesas: Derecho Individual, presidida por Hugo Arriaga; Colectivo, Enrique Maldonado Corpus; Burocrático, Enrique Mercado; Procesal, Héctor S. Maldonado; Administrativo Laboral, Adolfo Sánchez; y, Seguridad Social, Agustín Arias Lazo. Todos, Maestros y Doctores en Derecho. Todos, de sobrada capacidad académica.

El lunes, la conferencia de Fernando Afanador Núñez, de Colombia. Excelente. Una delicia.

Comida en el nuevo campus de la Universidad. Yo, además, me fui con los tamaulipecos a El Cortijo, que si no lo conoce, se lo recomiendo para cuando vaya a Chihuahua.

Por Usted, por México y por lo que para mí significa mi propuesta, me inscribí en la Mesa de Seguridad Social. Primero, habló el Doctor Ángel Guillermo Ruiz Moreno, Presidente de la Asociación Iberoamericana de Juristas de Derecho del Trabajo, para dar una Conferencia Magistral acerca de los migrantes y de los trabajadores informales y de su propuesta para insertarlos en el régimen obligatorio del Seguro Social.

Yo llevé como novedad el texto “México debe salir adelante”, que hace escasa una semana me entregara Omar Lazcano, recién salido de la editorial. Intercambié textos y criterios con el Dr. Ruiz Moreno.

Empezaron las ponencias. Entre 10 y 20 en cada Mesa. Algunas pasaron, otras no. Las votaciones fueron divididas, abrumadoras, absolutas. Pero nunca, según los que saben de esto, se había dado el caso de un empate.

En las demás Mesas, lo mismo, algunas pasaron por aclamación, otras se rechazaron. Lo normal.

Por la noche, en la copa, algunos académicos empezaron a comentar a sotto voce una cuestión inédita: la posibilidad de instituir la Venera “Guillermo Hori Robaina” a favor de algún abogado laboralista que destacara por sus méritos académicos en el país, a juicio de los propios académicos. Cuando me lo comentaron, me sumé a la propuesta con mucho gusto y luego, al saber quién habría de ser el primer laureado, apoyé la iniciativa con mayor empeño. Guillermo Hori Robaina es quien ha permitido y fomentado que los abogados laboralistas del país, nos juntemos en la Academia con mayor número de miembros, en una profesión que se distingue por nunca compartir sus secretos. Si Usted se fija con detenimiento, las demás profesiones siempre comentan sus triunfos y fracasos, pues lo que le sirve a uno, le sirve a los demás. Entre abogados, aprender algo de algún otro, nos va a servir para enfrentarnos mañana contra quien nos enseñó. Por eso no compartimos nada, excepción hecha de la Academia que ha fomentado desde siempre el Maestro Hori.

El martes a primera hora, empezamos de nuevo. Dos o tres ponentes antes que yo. En mi turno, expuse mi propuesta y tuve como orador en contra, al propio Hori Robaina. Mi ponencia quedó 11 a 11. Se votó de nuevo y el resultado final, fue 12 a 10. Avanzó a la Sesión Plenaria para el martes.

Siguió otra conferencia, ahora del Doctor Román Velasco González, Secretario del Trabajo en Puerto Rico. No necesito hacer comentario alguno. Superó lo esperado.

Martes a mediodía. Comida en La Calesa. Obvio que es de lo mejor. Se lucieron.

Ya en la Plenaria, se empezó, a petición expresa del Dr. Arias, con la de Seguridad Social. Empezaron los compañeros de Mesa y mis nervios, para qué le cuento. No alcancé a participar el mismo martes pues se agotó el tiempo y faltaron copias impresas.

Miércoles a primera hora. Me tocó mi turno. La Sesión, conducida por el Maestro Hugo Arriaga, con toda la experiencia del mundo. Los tiempos, como siempre, cortos. No leí mi ponencia, sólo traté de explicarla. Oradores a favor y en contra. Dos de cada lado. Otra vez en contra, el Maestro Hori. Siguió la votación. 74 votos a favor y otros 74 en contra. Se declaró empate, anunciando ahí mismo el Dr. Arriaga que era un caso inédito en los anales de la Academia. De pronto, a mi derecha, tronó la voz del Dr. Héctor S. Maldonado: -falta mi voto y es a favor. Sentí el triunfo.

Sin embargo, el Dr. Arriaga opinó que el voto ya era extemporáneo y que como caso inédito, se reservaba el dictar el acuerdo respectivo. Como si fuera la Junta. Pedí se repitiera la votación y no procedió. Alguien de los asistentes pidió “Voto por voto” y tampoco. Me sentí como candidato perdedor. Espero se dicte resolución y la Academia haga suya mi propuesta en “breve término” y no hasta que la carga de trabajo lo permita, pues entonces será como alguien dijo: justicia retardada no es justicia. Tomé el micrófono sólo para expresar que para mí, el hecho de que me hubieran escuchado y haber tenido oportunidad de hacer valer mi idea, ya era un triunfo. Además, así lo siento.

Siguieron las ponencias en todas las materias: algunas se aprobaron en la Plenaria. Otras se rechazaron. Hubo algunas que pasaron a engrosar la biblioteca de la Academia como trabajos de investigación.

Después de todo, inquirí al Maestro Hori acerca de su postura y me comentó su desconfianza en la seguridad de los fondos, precisamente por su experiencia en casos análogos. Comentó el de los cañeros. Yo no. Yo confío en que al ser cada uno titular por sí y ante sí de su seguridad social, a título de dueño, los va a defender. Se lo traté de explicar.

La conferencia magistral del miércoles le correspondió al Dr. Ángel Guillermo Ruiz Moreno. Fue tan de actualidad, que abordó la nueva Ley del I.S.S.S.T.E. apenas publicada el fin de semana previo, y puso, como cereza en el pastel, la nota periodística del Director del Seguro Social aparecida el mismo miércoles en prensa, donde lo declara ya desahuciado.

El miércoles por la tarde, se celebró un Panel: Néstor de Buen Lozano, Claudio Sarmiento, de Perú; Fernando Afanador Núñez, de Colombia; Lizander Rivera Velásquez, de Puerto Rico, Arturo Fernández Arras, Rodolfo Torres Medina, por cierto, exrector de la UACH y ex presidente municipal de Chihuahua y Zenobio Terrazas

El primero en hacer uso de la voz, precisamente por su jerarquía, lo fue el Dr. Néstor de Buen Lozano, que no necesita de comentario alguno. Empezó su disertación y todos nosotros, atentos. De pronto…calló. Reanudó diciendo: -espero disculpen esta pérdida de memoria momentánea y… cayó.

Los gritos, las carreras, el acabose. Néstor de Buen había caído como fulminado por un rayo. Para fortuna de Chihuahua, la anfitriona; de la Academia, que lo invitara; de nosotros, que aún tenemos qué aprender, fue sólo una descompensación. Salió entre palmas de los asistentes, que en honor al Maestro continuamos el programa.

Terminó el Panel. Terminaron los trabajos. Siguió la ceremonia de clausura. Creo ya haber dicho que el Maestro Hori es quien ha sido Presidente desde casi siempre o desde siempre de la Academia, su pilar fundamental y quien aglutina a los Académicos. Por eso, al momento en que el Dr. Rubio tomó la palabra para anunciar que: -Los Académicos hemos tomado de manera unánime la determinación de…- volví mi vista al Maestro Hori y pude ver la forma en que se descomponía su gesto. Imagino que pensó, contrario a lo que se estaba dando, que había una manifestación o complot en su contra, -instituir la venera Maestro Guillermo Hori Robaina y otorgársela en esta primera ocasión al propio Maestro Hori…- continuó el Dr. Rubio y entonces, cambió el semblante del Maestro Hori.

Tomó el micrófono, algo para él, cotidiano y dijo: -Cuando lo homenajean a uno… hoy ha sido un día muy difícil…- y ya no habló más. Quedó un silencio que se rompió por los aplausos que se le dispensaron. De verdad, para él fue una sorpresa. Había varios que guardaron el secreto desde hace casi un año, entre ellos, su nieto, el Dr. Arturo, el Dr. Rubio y varios más, que sabían desde su origen de la venera, pues hubo que mandarla hacer, buscar moldes, juntar dinero, etc. Otros, lo supimos el lunes, como le comenté al principio de estas líneas.

Se clausuró la Asamblea. Los de Colima, pidieron y obtuvieron la sede para el próximo año. Deberán superar la sonrisa de los alumnos, la obra de teatro que se presentara en Chihuahua, el trabajo de la Compañía de Danza, la entrega de los anfitriones, etc.

Terminado todo, nos fuimos al baile en la Facultad. Hubo uno que cantó como los ángeles. Por cierto, me prometió un disco con sus canciones. Lo estoy esperando. Además, el Dr. Arriaga y su esposa cumplieron apenas 48 años de matrimonio. Yo ya voy por 20… y los que faltan. Obvio, se les felicitó en grande. No sé a quien felicitaron más… no me di cuenta.

El reto para Colima es grande. Ojalá podamos ser testigos Usted y yo del resultado el próximo año, familia incluida.

Ojalá que el próximo año no haya empates, ni caídas, ni sorpresas… bueno, alguna buena, sí. Que no sea otra Academia de casos inéditos.

Olvidaba comentar que el jueves, en el aeropuerto, ya de regreso a casa, me encontré y saludé al Dr. Néstor de Buen, ya recuperado, con su hijo Fernando. –Maestro, cuídese, le dije… Por supuesto, volteó a verme… y sonrió.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini. Licenciado en Ciencias Jurídicas por la U.A.N.L Maestro en Derecho Constitucional y Amparo por la U.A.T. Miembro de número de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social.

Comentarios: josegomezporchini@yahoo.com Monterrey, N.L., a 07 de abril de 2007.
Publicada en El Porvenir el 10 de abril de 2007

Asamblea de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social 2006

El pasado mes de febrero tomé conocimiento que la XLVI Asamblea de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social habría de celebrarse en las instalaciones de la Universidad Autónoma de Nuevo León, tanto en la Biblioteca Magna "Raúl Rangel Frías" como en las Aulas de mi Facultad, la de Derecho y Criminología.

Como usted ha de recordar, mi querido lector, he venido proponiendo ante diversos foros, uno de ellos, estas páginas que gentilmente "El Porvenir" me ha proporcionado, la tesis de que es posible otorgar Seguridad Social a la totalidad de los mexicanos, mediante la inclusión en nuestra Constitución, del Derecho al Ahorro y a la Seguridad Social como Garantías Individuales.

Cierto de que la Asamblea sería el foro ideal para explicar a académicos del derecho los alcances de la tesis, me inscribí como participante desde aquellos lejanos días de febrero y un día me informaron que mi ponencia había quedado autorizada para presentarse.

Con el correr de los días fui informado que además, se autorizaba mi ingreso como miembro de número de la Academia, honor que en nombre de mi esposa, Lic. María Ernestina Garza Salas, de mis hijos, José Manuel y Daniel Ernesto y el mío propio, agradezco profundamente.

Por supuesto, ante la trascendencia del evento, nos acompañaron mi madre y mi tía. El domingo nueve de abril de dos mil seis, se realizó el registro de participantes y de la página de Internet de Gobierno del Estado de Nuevo León, transcribo lo siguiente:


"El día de ayer se llevaron a cabo las inscripciones de la XLVI Asamblea Nacional de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social donde se inscribieron alrededor de 1,000 participantes. Posteriormente se realizó el coctel de bienvenida. La inauguración de esta Asamblea, organizada por la Academia Mexicana del Derecho del Trabajo y de la Previsión Social, la Universidad Autónoma de Nuevo León y el Gobierno del Estado, se llevó a cabo en la Biblioteca Magna "Raúl Rangel Frías" donde asistieron abogados, maestros, dirigentes obreros, académicos, representantes empresariales, funcionarios y estudiantes. En el presidium se encontraba el Lic. José Natividad González Parás, Gobernador Constitucional del Estado; Lic. Francisco Javier Gorjón Gómez, Director Interino de la Facultad de Derecho y Criminología en representación del Ing. José Antonio González, Rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León; Lic. Héctor S. Maldonado Pérez, Presidente Ejecutivo del Consejo de Relaciones Laborales y Productividad; Lic. Emilio Gómez Vives, Subsecretario del Trabajo, Seguridad y Previsión Social; Lic. Miguel de la Madrid Hurtado, ex-presidente de México y miembro distinguido de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social; Lic. Pedro Ojeda Paullada, miembro distinguido de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social; Lic. Porfirio Muñoz Ledo y Lazo de la Vega; Lic. Guillermo Hori Robaina, Presidente de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social.
NUEVOS MIEMBROS
Después de las palabras de bienvenida del Lic. Héctor S. Maldonado, el Lic. Guillermo Hori Robaina expresó su mensaje a los participantes de la Asamblea donde los exhortó a mejorar las leyes de nuestro país para ser mas justos y forjar un México mejor, después el Dr. Francisco Javier Gorjón agradeció que la Facultad de Derecho y Criminología de la UANL fuera considerada como la sede donde se realiza esta Asamblea de reconocimiento Nacional y un evento con mucha trayectoria.
El Lic. Guillermo Gómez Vives expresó unas palabras a los asistentes. Acto seguido se incorporaron a 17 abogados como nuevos miembros de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social.
Posteriormente el Lic. José Natividad González Parás, Gobernador del Estado expresó un mensaje para dar por terminada la ceremonia de inauguración(1)."

Tuve oportunidad de intercambiar opiniones con algunos de los distinguidos visitantes a nuestra ciudad, así como con varios de los académicos, tanto los que ya participaban de tal calidad como los que ingresaron en esta fecha, al mismo tiempo que quien escribe.

Obviamente, por México, por usted y por mí, mi tema de conversación lo constituyó principalmente la tesis que ya les he comentado y que sirve para proporcionar Seguridad Social a toda la población.

Obtuve atención, y cuando fue discutida en la mesa de trabajo que manejó la Seguridad Social, destacó la participación en favor de mi propuesta, del Sr. Lic. Porfirio Muñoz Ledo, quien mostró además, un gran interés por el trabajo presentado.

La Mesa la presidió el Lic. Agustín Arias Lazo, como Vicepresidente la Lic. Juanita García Aragón y como Secretario e Lic. Alejandro Barrientos Garza.

Luego, resultó aprobada para plantearse ante la reunión plenaria, donde tuve oportunidad de leer el texto íntegro de la Ponencia, que tan sólo constó de once fojas útiles por uno solo de sus lados.

AMPLIO INTERES

Entre otros, tuve lo oportunidad de que me escucharan y se interesaran por el tema, la Lic. María Ascensión Morales Ramírez, Secretaria General del Instituto Latinoamericano de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social; el Dr. Ángel Guillermo Ruiz Moreno, Presidente de la Asociación Iberoamericana de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social "Guillermo Cabanellas"; el Maestro Alberto Briceño Ruiz, Presidente de la Academia Mexicana de la Seguridad Social; y otros muchos, entre ellos, la Lic. Juanita García Aragón de mi Facultad y muchos jóvenes, de Chihuahua, tierra por la que tengo gran aprecio, principalmente por su bonhomía, de Tabasco, de Colima, de Coahuila, y de otros puntos de nuestra geografía nacional.

Por separado, me entrevisté en lo personal con el Lic. Miguel de la Madrid Hurtado, Constitucionalista destacado y miembro distinguido de la Academia, así como con el Lic. Pedro Ojeda Paullada, quien entre otros cargos, desempeñó el de Secretario del Trabajo.

La organización del evento fue excelente desde el punto de vista que se le trate de ubicar.

Comidas, participaciones, ceremonias, etc. Todo, de lujo. Como no estoy enterado a quién corresponde el crédito por todo ello, desde aquí elevo mis felicitaciones a quienes aparecen como organizadores: Gobierno del Estado; Lic. Héctor S. Maldonado; la propia Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social; el Lic. Guillermo Hori Robaina; todos y cada uno de los integrantes de mi Facultad, con el Lic. Francisco Javier Gorjón Gómez, Director Interino de la Facultad de Derecho y Criminología al frente; los jóvenes de Chihuahua, pues iban en pos de la próxima sede; sin menoscabo de mérito alguno a los Lics. Ricardo Zárate Sepúlveda, la Lic. García Aragón y demás que siempre estuvieron pendientes de cada detalle.

Al momento de los agradecimientos, inevitablemente se escapa alguien de manera involuntaria, razón por la cual se evita nombrar en lo particular.

Sin embargo, si alguna omisión existe, debe achacarse a mi memoria y va a todos y cada uno de los organizadores mi más calurosa felicitación por su desempeño.

Mención aparte merecen Omar Jr., Lidia y Omar Lazcano Garza, de Elsa G. de Lazcano Editores, mis editores, ya que su apoyo a mi proyecto ha sido incondicional.

Han confiado en el proyecto desde su inicio. Gracias.

LA PROPUESTA AL CONGRESO

Ahora, sólo falta que alguno de los nombrados haga llegar a quien deba decidir, nuestro Congreso, la propuesta, que puede servir para ayudar a resolver el problema de la falta de seguridad social en nuestro país.

O usted, mi querido lector, si conoce a algún legislador o funcionario de Gobierno, o líder obrero, o simplemente alguien interesado en que nuestro país avance, hágale saber que existe un sueño que puede ser realidad, pues es constitucionalmente posible, tecnológicamente sin trabas, jurídicamente aplicable, que lo único que requiere es la voluntad de los actores de la escena política del país para ser aprobada.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

Publicada en El Porvenir el día 03 de mayo de 2006 en el enlace:

http://www.elporvenir.com.mx/notas.asp?nota_id=63803

sábado, 21 de febrero de 2009

Las molestias en casa

El recinto más sagrado para el hombre siempre ha sido su casa. Es el lugar a donde lleva a su esposa, donde convive con sus hijos, donde recibe a sus amigos, donde pasa sus tiempos.

En casa tengo mis libros, mis discos, mi armonía con el mundo y mi paz interior.

Lo menos que espero es que así como yo respeto el hogar de los demás, así los demás respeten mi casa.

Sin embargo, déjeme contarle que en virtud de los nuevos medios de comunicación, de las nuevas formas “agresivas” de ventas, de la falta absoluta de probidad de quienes de algún modo obtienen nuestros datos, ahora la información se vende en el mercado para que miles tengan acceso a sus datos.

De ahí resulta que ahora, a toda hora, tengo correos electrónicos de los denominados “spam” en referencia a aquella cosa amorfa que les daban a los soldados norteamericanos en las guerras, correos que si bien, son intromisiones en nuestra tranquilidad, uno está en posibilidad de desecharlos sin mayor trámite que un simple “click”.

Lo que no podemos dejar de atender, son las llamadas personales a la puerta y las que se reciben vía telefónica.

En la puerta, tenemos vendedores de todo tipo que acuden a ofrecer desde sillas metálicas en abonos hasta convertirnos a la mejor religión del mundo. Claro, es tan fácil como decir no y normalmente se alejan.

¿Pero cuando es una llamada telefónica que se ofenden si les cuelgan y siguen llamando? ¿Qué hacer con las intromisiones de los vendedores y cobradores de todo tipo de tiendas y bancos, sobre todo bancos, que hablan a toda hora para ofrecer sus tarjetas de crédito o para recordarte que “mañana vence el pago de su tarjeta”?

Si les cortas la llamada, vuelven a hablar y se ofenden. Si les contesta un menor, lo intimidan para que localice a su papá o a un adulto, sólo para decir que: -“se ha ganado Usted el derecho a disfrutar del excelente servicio de una nueva tarjeta de crédito”-, cuando lo cierto es que no deseas nada.

Cierto, ahora nuestros legisladores han aprobado una nueva ley que consiste en que vas e inscribes tus datos en un listado nacional de números a los que no deben hablar los dichos tipos, pero que en la práctica sirve lo mismo que las arengas del líder de la O.N.U., una prédica del Papa o la sillita de Mafalda. Para nada.

De hecho, corre la voz que ese listado ya lo tienen los vendedores para ofrecer sus servicios.

Haga Usted de cuenta que se creara un listado nacional de personas que no deseen ser asaltados, violados, golpeados, vejados por una autoridad o sujetos al escarnio público. De nada serviría.

Yo, en lo personal, cuando tengo tiempo trato de divertirme con esos sujetos que están invadiendo la privacidad de mi hogar. Los dejo en la línea, les pongo música de fondo, realizo mis actividades y el tipo ahí, fiel a su empleo.

Les pido me indiquen su nombre completo, sus horarios de labores, les ofrezco se conviertan a una religión presocrática, con tintes hindúes y mística medieval, a cambio de escucharlos. Algunas veces, me han colgado el teléfono, no sin antes proferir algún insulto.

Y créame, yo me río.

Así se han de reír los dueños de los bancos cuando les exigen una cuota mínima de llamadas. Así se han de reír los dueños de las compañías de celulares cuando les llaman la atención a los que dejan perder una cuenta. Y así han de sufrir los pobres empleados que sin tener conciencia de lo indigno que resulta, realizan las llamadas que invaden mi privacidad.

¿Qué me aconseja Usted? ¿Qué debo hacer?

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Los nuevos abandonados.

Abandonado. Que fea palabra. Pero no quise usar el término huérfanos para nombre del texto porque es una palabra que a mí, me parece muy fuerte. Peor que abandonado.

Desde niño aprendí que aquellos niños que quedaban huérfanos, eran dignos de toda nuestra consideración y afecto. Aprendí, aun cuando suene mal, que era una desventaja en la vida no tener quien te esperara en casa al regresar de la escuela, no tener quien te arropara en los casos de enfermedad o simplemente por las noches, que el saber que tu madre estaba cerca, para curar tanto una rodilla como un corazón roto, era puerto seguro suficiente como para adquirir seguridad en la vida.

Los que no lo tenían, que grave.

En el caso de que el que faltaba era el padre, la cosa adquiría un cariz distinto. Tal vez, los padres de antes no daban besos ni cambiaban pañales, tal vez no peinaban a sus hijos ni los cuidaban como tuve yo la fortuna de hacerlo con los míos, pero siempre, el padre significó la seguridad económica, el saber que había un hombre adulto en casa que podía resolver todos los problemas, cuando menos, en nuestros infantiles sueños.

Ahora, veo con una gran tristeza que si bien el hogar no está destruido, es decir, que existe una casa formada por un padre, una madre y dos o tres hijos o los que Usted, querido lector quiera, resulta ser que están en una peor situación que los huérfanos de aquél entonces. Hoy no voy a hablar de un hogar destruido. No podría. Va más allá de mi intención.

El padre, ocupado en producir, con un trabajo formal y otro u otros informales, pues no completa para la vida, sale antes que salga el sol y regresa mucho después de que el sol se ha ocultado. Los hijos, sólo lo ven algunos fines de semana y eso, a veces y sin entusiasmo.

Las madres, que antes eran el bastión último que protegía el hogar, ahora compiten en todo con el padre y por supuesto, también tienen un trabajo formal y uno o dos informales.

Luchan por el carro, por las salidas, por quien va a la escuela y al final, los dos pierden, pues era lo que querían y ninguno va a recoger las calificaciones.

Ninguno de los dos sabe si el hijo va a la escuela, si almuerza, si come o cena. Tampoco saben si tiene amigos, si sale a emborracharse, si tiene novia o si ya está esperando un hijo.

El día que los ven protagonizando un escándalo en la televisión, de esos de programa de pueblo chico que a veces vemos, se espantan y acusan al emisario de la noticia, cuando hace mucho eso ya quedó dilucidado.

Que los alumnos se acerquen al Maestro a exponer sus problemas, no significa que sea el mentor la octava maravilla del mundo. De ninguna manera.

Lo grave, es que para el pobre muchacho o muchacha, según sea el caso, que está huérfano de afecto, no existe otra asidera a la mano que el Maestro y éste, lo último que busca es cargar con una aflicción que no le corresponde y entonces, para el joven, para el niño, lo único cierto es que encuentra en el adulto en quien quiso confiar, otro rechazo, igual de doloroso que el de sus padres.

Que el niño y después el joven, busque al maestro como último soporte decente y se sienta defraudado, trae como consecuencia que entonces, va a buscar a quien lo acepta, a quien lo protege, a quien lo arropa y ese, que es casi de su edad y por ende, está igual de inmaduro, no va en pos de un afecto genuino, no va a proteger al niño o al joven como lo podrían hacer sus padres o en última instancia, un buen Maestro, si no que va en busca de un nuevo consumidor de drogas, de un nuevo objeto sexual, de un nuevo juguete de vida, vamos, de alguien a quien se puede desviar de una vida digna.

Esa vida digna, esa vida que sólo ofrece sacrificio pero que recompensa con grandes honores, esa vida que valora los valores y protege a quien lo requiere, sólo habrá de conseguirse en el seno de un hogar en el que se sienta protegido, aceptado, querido. Un hogar del que el niño o joven sepa que forma parte.

Y creo que en alguna ocasión ya comenté con Usted, querido lector, lo que es el sentido de pertenencia.

Sólo es nuestro aquello que amamos. Sólo somos de quien nos ama.

Para lo demás, existe el dinero.

Como siempre, quedo a sus órdenes.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini
Mexicano. Maestro. Abogado. Jubilado.

Correo alterno: jmgomezporchini@gmail.com

Nota publicada en El Porvenir:

martes, 17 de febrero de 2009

El multiculturalismo y la globalización.

¿Qué es cultura? ¿Cómo podremos definirla? ¿Hay quién tiene más o menos cultura que otros?

Cuando tratamos de acercarnos a una definición de cultura, de inmediato pensamos en lo que resulta ser educación, conocimiento o instrucción, los que son sólo una parte de la cultura.

Efectivamente, para la Real Academia Española de la Lengua, cultura popular, que es la que nos interesa, quiere decir: Conjunto de las manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo.

Ahora bien, ya con esa definición a cuestas, vamos a referirnos a las partes de la cultura.

Educación es la forma de comportarnos ante los demás, sin que el mayor o menor grado de esa educación nos convierta en mejores personas. Son los valores que aprendimos desde pequeños.

Conocimiento, es la manera de hacer las cosas, con independencia de que sea formal o no lo aprendido, de que tenga o no metodología el aprendizaje y por tanto, que haya sido o no valuado.

Instrucción, es el conocimiento académico formal en un área determinada, que nos permite obtener un grado académico y así, poder desempeñarse como perito en alguna materia.

Luego entonces, la cultura la forman la educación, el conocimiento y la instrucción. Es decir, es la suma de todo lo que hayamos logrado aprender a lo largo de nuestras vidas.

En casa nuestros padres nos educan con valores, como el respeto, la disciplina, la honestidad y más.

El conocimiento, lo vamos adquiriendo de nuestro propio actuar en la vida, con nuestros amigos, compañeros, con los ejemplos de vida que vamos teniendo y ahora, con lo que los medios masivos de comunicación estiman prudente. Claro, en la medida en que cada quien tenga firmes sus valores.

La instrucción formal, el saber metodológico, lo logran quienes avanzan en la vida académica, cosechando triunfos que les van a permitir usar cada vez más su cerebro, cada vez menos sus manos y en consecuencia, tener cada vez mejores ingresos.

La cultura, en cambio, se adquiere desde el nacimiento. Si nos educan con orden, tendremos orden, en cambio, si lo que recibimos son escenas de violencia, eso consideraremos normal.

Si sabemos que tenemos que acudir cada determinada fecha a dar gracias a la Virgen, a purificarnos en las pirámides, a buscar el apoyo de los dioses mediante los sacrificios rituales, asistir cuando menos una vez en la vida a la Meca, entonces, esa será nuestra cultura.

Y la identidad de los pueblos se logra en base a una cultura similar, a una cultura común, a una formación homogénea.

Los rusos beben vodka y están acostumbrados al frío; los italianos son festivos y alegres; los argentinos comen bifes con chimichurri y están ciertos de ser el país elegido por Dios; los Ingleses son flemáticos, muy propios y toman el té a las cinco de la tarde.

Esas son formas muy someras de identificar unas culturas.

El problema surge cuando surge la aldea global.

Nuestras imágenes encuentran competencia en otras imágenes, de otras tierras, todas de gran respeto, pero ahora todas importantes.

Las pirámides que conocimos, las que cargaban de energía a los pueblos prehispánicos, ahora sirven lo mismo para purificar al ruso que al argentino, al eslavo que al danés.

Ya todos creen en lo mismo.

Se van creando nuevos ídolos que llenan la necesidad de la gente de tener un ser superior en quien confiar y surgen los deportistas que arrasan multitudes, hasta que se descubre que utilizan sustancias prohibidas, aparecen los artistas que logran que toda una generación los siga y llegan a decir que son más famosos que Jesucristo; aparece aquél que logra cambiar la forma de vestir del mundo y los hace adoptar un paso de baile aunque luego sea acusado por sus conductas sexuales altamente impropias.

Entonces sí, en un mundo global, en un lugar donde no existen resquicios que queden exentos de los embates de los medios masivos de comunicación, se van entretejiendo las conductas de las personas hasta lograr una cultura universal. ¡Qué bueno!, podría decir alguien, pero… ¿y la identidad de cada pueblo? ¿El respeto a lo que nuestros ancestros nos enseñaron? ¿Nuestra forma de ser?

¿Y lo singular de nuestra cultura? Esa es la identidad de un pueblo.

Ahora lo importante, el reto, será conservar la identidad que como pueblo tenemos cada uno de los que participamos en el concierto mundial de naciones.

Debemos saber por siempre, que como mexicanos tenemos una herencia cultural que debemos preservar, para tener una identidad como nación y también, saber que cada uno como individuo ha de poder insertarse en el mundo globalizado a efecto de obtener las mayores ventajas posibles.

Eso, se logra sumando educación, conocimiento, instrucción y en consecuencia, teniendo una cultura propia. Se logra teniendo firmes las raíces de nuestra identidad y abiertos los brazos a los cambios globalizadores.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini.

Comentarios:
jmgomezporchini@gmail.com
http://mexicodebesaliradelante.blogspot.com/

sábado, 14 de febrero de 2009

Forum en línea 185. De nuestros lectores.

Propuesta sobre seguridad social

Eduardo: En Forum 184 aparece una nota de Aída Mendoza Flores que titula “EUA: migrantes sin atención médica".

La leí con detenimiento y con gran atención, pues aborda de manera exhaustiva un problema real, actual y que lastima más a quien menos tiene, si bien es cierto que lacera por igual a la inmensa mayoría de nuestros migrantes, que casi todos pertenecen a la mejor parte de nuestro México, pues son jóvenes de entre 15 y 35 años, sanos, fuertes, con ganas de progresar y con entusiasmo para hacer las cosas.

Señala y con acierto, que allá no hay “un IMSS, un ISSSTE o una Secretaría de Salud que los atienda de forma gratuita o a bajo costo, por lo que tal situación se ha vuelto emergente para México”, pero lo cierto es que ni aún para los propios ciudadanos estadunidenses, allá nacidos y con plenitud de derechos, existen un IMSS, un ISSSTE o una Secretaría de Salud.

Vamos, EUA es uno de los países con niveles más bajos de seguridad social pública.

Termina su nota diciendo que “el gobierno mexicano anuncia que se buscarán los mecanismos para que inmigrantes mexicanos cubran su derecho a la salud a través del Seguro Binacional de Salud. La propuesta ya está completa y en la mesa, es un seguro que tendrá un costo de entre 20 y 40 dólares mensuales, y contempla otorgar servicios básicos a los connacionales sin importar su estatus migratorio, aunque éste no cubriría la atención a pacientes con enfermedades crónico-degenerativas como diabetes, hipertensión y cardiovasculares”, es decir, declara que no existe un mecanismo que proteja a nuestros migrantes y que lo que propone el gobierno mexicano tendrá un costo de entre 20 y 40 dólares mensuales sin cubrir las enfermedades que más caras son, es decir, las enfermedades catastróficas, no por el daño que causan, sino por los efectos que tienen en una familia que carece de seguridad social.

Ahora bien, te escribo pues he venido tratando de hacer valer ante diversos foros y espero me auxilies a hacerlo tú que tienes voz y presencia en los medios, que la seguridad social en México y el mundo está tal cual la inventó y propuso Otto Von Bismark a fines de 1890, casi a principios de 1900, recayendo en los obreros, como si dejar a cargo de quien trabaja la obligación de costearse su propia seguridad social fuera el mejor mecanismo.

Cierto, México fue el primero, a nivel internacional, que hizo valer el término derecho social, por conducto de Ignacio Ramírez, El nigromante, aún antes que Von Bismark, como fue el primero que presentó una constitución de corte social que recogiera los sentidos reclamos de los obreros en el artículo 123 de nuestra carta magna.

Empero, los tiempos han cambiado y el mecanismo actual, de obligar al obrero, al patrón y al gobierno a contribuir en partes proporcionales en los costos de la seguridad social, ya no es aplicable. Ya no estamos en los tiempos en que la expectativa de vida apenas frisaba los 40 años, en que los jubilados no representaban ni el 10 por ciento de la población y las mujeres eran ajenas a la vida laboral.

Ahora, todo ha cambiado.

Estamos en posibilidad de cambiar también, la forma de otorgar y financiar el costo de los sistemas de pensiones, de tal forma que cada uno sea titular de su propia seguridad social, con el Estado sólo como garante de la misma, pero de tal suerte que resulte ajena e independiente a las relaciones laborales de cada uno.

Lo que planteo y te pido encarecidamente hagas saber, es que ya no es válido que la seguridad social constituya un moderno mecanismo de esclavitud, pues es sabido que quien ingresa a laborar en alguno de los 14 o más sistemas de seguridad social federales que coexisten en nuestro país, junto con los 31 estatales, los más de 35 de universidades públicas y un número impresionante de sistemas municipales y privados, está condenado a permanecer hasta alcanzar su jubilación en el sistema en que ingresó, precisamente por no existir la portabilidad de la antigüedad en los sistemas ya dichos.

Lo que expongo es la posibilidad de que al ser cada quien titular de su propia seguridad social, pueda mudar su entorno laboral o prescindir de él, sin que la sanción sea la pérdida de sus derechos, que sepa siempre, que por el sólo hecho de ser mexicano, tendrá derecho a un servicio médico y a una pensión, con independencia de que haya o no laborado o de que haya o no cotizado para uno de los supradichos sistemas.

Ya lo he presentado ante legisladores, académicos, funcionarios y más, pero falta, falta mucho. Por eso recurro a ti.

La forma será mediante tarjetas deslizables, ligadas al CURP, clave única de registro de población, que sean utilizadas por cada uno de los ciento cinco millones de mexicanos, al momento de realizar una compra, para que el equivalente a tres puntos del IVA se destinen a una cuenta individual, que les permita ahorrar para garantizar su seguridad social.

De esta forma, cada quien podrá tener derecho por sí y ante sí para optar por una pensión, cada uno podrá disponer de hasta el 25 por ciento de lo ahorrado para los malos tiempos, cada quien podrá disponer, a su libre albedrío, de lo que haya juntado y cada uno podrá transferir su saldo sin necesidad de mecanismos engorrosos ni trámites absurdos.

Por otra parte, al saber que una parte del IVA que se cause será para quien lo paga, estoy cierto que la recaudación por ese concepto se incrementará a casi el doble, con el beneficio que para las arcas nacionales conlleva. Por cierto, cada punto de IVA tiene un valor actual, de aproximadamente 50,000 millones de pesos.

Ya está publicado, ya lo hice libro, ya está en internet y ya lo he expuesto en múltiples foros. Me falta tu apoyo.

Eduardo, confío en ti.

jueves, 12 de febrero de 2009

La Gran Banda Chicago.

Un día, hace muchos días, mi hijo mayor llegó a casa y nos anunció, a la mamá y a mí, que había comprado boletos para asistir, el 11 de febrero de 2009, al concierto que habría de brindar la Banda Chicago en esta ciudad.

Que era nuestro regalo y que esperaba que fuéramos.

De momento, así quedó la situación e hicimos los preparativos necesarios para asistir.

Sin embargo, bien sabemos que la vida no es lo que queremos y ayer mismo, me enteré que el hijo de unos muy queridos amigos había estado un poco mal de salud, así que fui a realizar visita de cumplido, para decirles que la vida sigue y se hace lo que Dios quiere, no nuestros intentos.

Por supuesto, yo ya había concertado cita para en la noche con otro amigo, que está atravesando por un problema legal. Si bien es cierto no litigo, de algo me acuerdo y de algún modo podría ayudarle.

Pero de repente me dice mi esposa: -Tú vas con José al concierto, yo tengo un apuro-. Claro, a José le encantó ir y yo, pues bueno, ¿a quién invitan a ver, oír y disfrutar a la excelente Banda Chicago que se queje?

Llegamos al lugar del evento. José parecía de esos que ahora, en estos tiempos, abundan. Saludaba a diestra y siniestra, como candidato en campaña.

Yo, rezagado apenas unos pasos, me divertía observando a los asistentes. Venían casi todos de dos en dos: un señor, ya entrado en años y en carnes, acompañado de un muchacho, igualito que él, pero con veintitantos años menos y mucho pelo más.

Así debemos haber parecido José y yo.

Un papá con su hijo. Claro, los papás, prendidos hasta decir ya no y los hijos, pues bueno, acompañando a sus padres.

Eso sí, había unas muchachas guapísimas que además, hace veinticinco años o más, debieron haber sido mucho más guapas. Pero no les diga eso. Se veían preciosas, enfundadas en sus jeans, que por cierto ya estaban un poco apretados, agarradas del brazo de un muchacho de ayer o en grupitos de cinco o seis, contentas, pegando grititos y disfrutando de la expectación de algo que se presagiaba maravilloso.

Y sí, empezó el concierto. Claro, a tiempo, pues si los músicos anunciaron que ya van por cuarenta años juntos, ¿qué más se podría esperar?

Unos verdaderos profesionales. Una música de lujo. Unos acordes excelentes y muy bien logrados.

Debo reconocer, más para mí que para hacerlo saber, que algunas de las canciones me parecían como tocadas por un grupo de los que brindan tributo a otro, hasta que me di cuenta que la diferencia entre lo que escuchaba en vivo y lo que retumbaba en mi cerebro, eran treinta o cuarenta años de diferencia, era confrontar mis recuerdos con lo real.

Que yo, iluso de mí, quería que la Banda Chicago tocara en los mismos términos en que mi cerebro recordaba, en que yo quería que los sonidos se empataran con mis recuerdos, como me diría mi compadre Rubén hace unos días… ¿te acuerdas, compadre?

Claro, yo no recuerdo nada. Cuando menos, no en público.

Lo cierto es que el concierto cumplió todas las expectativas que pude haber tenido y que los músicos son unos verdaderos profesionales, pues no de otro modo podrían haber logrado seguir juntos y trabajando después de cuarenta años.

También es cierto que si de Alejandro Dumas se dijo que no es lo mismo Los Tres Mosqueteros que Veinte Años Después, Chicago es la Gran Banda Chicago, cuarenta años después.

Algunos kilos de más, algo de pelo de menos, un poco sueltos los músculos y todos muy formalitos, pero sí, era la Gran Banda Chicago.

Además, con mi hijo.

Es una alegría que nunca soñé.

Ir a un concierto con mi Chato.

Vale la pena.

Me gustaría conocer su opinión.

José Manuel Gómez Porchini.
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martes, 10 de febrero de 2009

Para ser un ciudadano del mundo.

He tratado siempre, cuando abordo un tema, de poner en claro los conceptos principales a desarrollar para que pueda existir continuidad de parte del lector y no se pierda entre palabras que no pueda yo explicar o que le resultan ajenas. Hoy no ha de ser la excepción.

En primer término, debemos entender como ciudadano, según la Real Academia Española de la Lengua, en su tercera acepción: “Habitante de las ciudades antiguas o de Estados modernos como sujeto de derechos políticos y que interviene, ejercitándolos, en el gobierno del país”. Es decir, de entre las definiciones que utiliza la que más podría servirnos es la que describe al ciudadano como sujeto de derechos políticos y en consecuencia, sin que así lo asiente la Academia, con las obligaciones inherentes a dicha calidad.

La primera definición de ciudadano es la que se refiere al habitante de una ciudad. Tanto para la Academia como para el sentido común de la gente, ciudadano es el natural de una ciudad.

Debemos recordar que en la antigüedad, no existía el concepto sociológico de nación, sólo el de ciudad y así fueron las primeras ciudades-estados, como Ur, las de la antigua Grecia, Roma, Babilonia y demás ciudades que de alguna manera influyeron en el desenvolvimiento de la cultura occidental.

Capítulo aparte y sin explorar, es el relativo a la civilización oriental. Mención independiente deberían recibir los Incas, Aztecas, Mayas y demás, pero nos perderíamos en conceptos que sólo abundarían en lo que se trata de demostrar.

Ciudadano es aquél, hombre o mujer, que pertenece a un conglomerado social y está en aptitud de intervenir en todo tipo de asuntos inherentes al manejo de los destinos de su pueblo, tierra o nación.

En algunos pueblos podrán exigirse mayores requisitos que en otros para desempeñar a cabalidad tal calidad, pero en esencia, con tener la mayoría de edad y no haber sido condenado por delito intencional, se puede aspirar a dirigir los destinos de un territorio o estado o nación.

Cierto, cada pueblo en la historia ha fijado los límites de aquellos que pueden aspirar a regirlos, yendo desde el que sea requisito ser hijos del sol, como los incas o los nipones, hasta quienes exigen una cuota de sangre y valentía ajenas al común denominador de la gente.

Pero en la actualidad se parte del principio de que existe lo que se denomina nación, que no es otra cosa que la casa común para una sociedad que coincide en costumbres, ritos, historia, sentimientos y leyendas, entre otras cosas.

Así, tenemos mexicanos, argentinos, españoles, brasileños, japoneses, ingleses y tantas y tantas nacionalidades más.

De hecho, la mayoría de los conceptos provienen de mediados del siglo pasado, pues el siglo XX fue pletórico de cambios que modificaron la geografía política y social de nuestro planeta.

Y precisamente esos cambios son los que dan origen al concepto que ahora buscamos desentrañar.

¿Qué implica ser ciudadano del mundo?

Si ya sabemos que al mundo entero, aquél lugar sin final al que los marinos de apenas hace quinientos años temían, lo hemos reducido a un pueblo o aldea en la que todos están enterados de lo que hacen los demás, precisamente en virtud de la maravilla que ha modificado los tiempos, es decir, las comunicaciones, ahora se aparta de lo normal reducir nuestro estado de ciudadanos a un país o región determinados.

Ya no podemos decir como antaño dijeran nuestros padres y abuelos, que lo que sucediera allende nuestras fronteras no habría de afectarnos, pues ahora, mal se toma la determinación de desconectar a una italiana de los sistemas que la mantienen con vida, que el mundo entero elevar sus protestas por lo que denominan crimen, mientras que para otros, que siempre habrá quien disienta de nuestras ideas, la decisión adoptada es la más correcta.

Cuestión de enfoques.

Antes, privar de la vida a un hombre implicaba un homicidio y así lo aprendimos en las escuelas de derecho y en la vida.

Ahora, si el hombre pertenece a un ghetto, si es de una raza o color o ideología distinta a la nuestra, si aún no nace o ya está viviendo de más, si no es productivo o si su género es distinto al nuestro, bien podremos privarlos de la vida casi sin sanción, pues sólo haríamos una “limpieza étnica”, según han manifestado algunos de los grandes genocidas del mundo.

Y, no se vale. La vida de un hombre, la vida de un ser humano ha de ser preciada a los ojos de los demás habitantes de esta aldea global, como lo han demandado pensadores de la talla de nuestro inmortal Benito Juárez, cuando sentenció que: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

Si vemos con detenimiento, los avances de la humanidad siempre fueron en pro de alguien, perfectamente definido y sin la ulterior intención de que los demás se beneficiaran.

Así, quien descubrió el fuego pensó usarlo para su beneficio, si bien la leyenda de Prometeo aclara que fue un regalo para los hombres, es decir, para la humanidad.

Ahí se dio un ejemplo de globalización.

Luego, los descubrimientos científicos de la edad antigua, cuando los griegos y romanos iban encontrando utilidades nuevas a lo conocido, también fueron sirviendo a la humanidad toda. Claro, el cero que los mayas desarrollaron lo conocieron los árabes hasta después del descubrimiento de América.

El caballo y la vaca, tan populares en Europa, sólo establecieron sus reales en estas tierras hasta después de que llegara el hombre blanco.

El tabaco, el cacao, la flor de Nochebuena y muchos otros regalos del nuevo continente al mundo, se dieron precisamente de la unión de dos mundos.

Al tiempo, Fleming, Pasteur, Edison y muchos más, fueron convirtiendo al mundo en un lugar mejor precisamente con sus aportes, hasta llegar al momento en que se proclamó la frase: “Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”, pronunciada por Neil Armstrong, primer hombre en pisar la luna.

De ese momento a la fecha, se dieron las comunicaciones por cable, la Internet, la globalización en todo su esplendor hasta llegar al momento actual, en que más tarda una nota en producirse, que los medios de comunicación ya la hayan difundido por el mundo. Se acabó la privacidad. Se terminó el ocultarse para hacer las cosas. Ha cambiado la forma de atender a los demás. Es otro mundo.

En ese mundo, el ciudadano ha de insertarse. En este mundo de ahora, el ciudadano ha de preocuparse por el mundo todo, tal como aparece en la CARTA ECOLOGICA DEL JEFE INDIO SEATTLE, AL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMERICA, texto conocido como: “Después de todo, quizá seamos hermanos” o más recientemente, en los términos en que el actual Ministro de Educación de Brasil, CRISTOVÃO "CHICO" BUARQUE, contestó cuando le preguntaron qué pensaba sobre la internacionalización de la Amazonía. Es una respuesta que vale la pena conocer.

El nuevo ciudadano del mundo ha de preocuparse por la aldea global, ha de tener su mirada puesta en que lo que a alguno afecte, a todos nos lastima.

El nuevo ciudadano del mundo no es del futuro.

Es el presente que ya nos alcanzó.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini.
Licenciado en Ciencias Jurídicas por la U.A.N.L.
Maestro en Derecho Constitucional y Amparo por la U.A.T.
Socio del Colegio de Abogados de Monterrey, A.C.
Miembro de número de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social.
Catedrático de licenciatura y posgrado en la Universidad del Valle de México, Campus Monterrey.


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Monterrey, N.L., febrero de 2009.

viernes, 6 de febrero de 2009

El Derecho al Ahorro y a la Seguridad Social como Garantías Individuales.

En la actualidad y en esta época de crisis, el tema de las finanzas de los sistemas de pensiones resulta ser ya un grave problema que se ha convertido en noticia de primera plana ocupando el tiempo de los conocedores del asunto a nivel internacional, sin que exista una solución integral. El trabajo que aquí se expone, busca una solución jurídica a un asunto político, económico y social.

El esquema actual de la seguridad social, ideado por Otto Von Bismark en 1889 y vigente en México y los demás países del mundo, creado y establecido sobre la base que deban ser los trabajadores y las empresas los que soporten la carga de la seguridad social, no ha dado resultado.

En 1917, la primera Constitución Política de tipo social del mundo, la mexicana, recogió el sentir obrero y lo plasmó en el Artículo 123. En enero de 1943, inició el Seguro Social obligatorio en México.

Se debe destacar que no existe ahorro ni cultura del ahorro. El mexicano es reacio a confiar en instituciones y no cuenta, en su inmensa mayoría, con capital para ese efecto. Peor aún, ni entre la población con capacidad económica suficiente, existe esa cultura.

Sólo un 12% de la población paga impuesto sobre la renta. Algunos comerciantes cobran IVA sin enterarlo, no reportan ventas y existen evasión y elusión de impuestos. Sólo un 51.3% del total de la población con edad de 65 años en adelante, tiene pensión otorgada por el IMSS, ISSSTE u otros.

Existe el comercio informal, precisamente porque al cliente no le interesa si el comerciante paga o no sus impuestos.

Sin embargo, el haber depositado de manera secular la seguridad social sólo en los trabajadores del mercado formal, olvidando que al fallecer éste, su viuda e hijos perciben pensiones, se carga el peso de todo el sistema de seguridad social en unos cuantos, cuando que son muchos los que reciben beneficios.

Por cada trabajador asegurado, existen tres, cuatro o más dependientes económicos que también requieren servicios médicos, pero que jamás aportan nada a favor del instituto por no existir mecanismo que así lo permita.

Los dependientes, requieren servicio médico y medicinas así como acceso a pensiones por viudez y orfandad. Ésta ha sido una de las causas de la descapitalización de tan noble institución.

La seguridad social es asunto de todos los pobladores de un país, no sólo de los asalariados. No se puede descansar el peso total de la carga de la seguridad social en sólo un sector, cualquiera que éste sea.

La propuesta que aquí se expone, consiste en crear un impuesto indirecto que se pague en cada operación gravada con IVA y que se destine a fomentar el ahorro para garantizar la seguridad social, prevenir el comercio informal, la piratería, el lavado de dinero y otros temas.

Este impuesto nuevo, tomaría el equivalente a dos, tres o más puntos del IVA que ya existe, sin incrementarlo, conforme lo determine en su momento el Congreso de la Unión.

La propuesta es crear un instrumento jurídico que permita arribar al propósito planteado y que ha de denominarse Impuesto de Aportación de Seguridad Social Indirecto, IASSI, constitucionalmente posible, jurídicamente aplicable, tecnológicamente sin trabas, que servirá para solucionar los problemas citados, lo que se tratará de demostrar en el desarrollo de este trabajo.

Ahora bien, la tecnología constituye la aplicación de herramientas de diversa índole, a efecto de hacer más sencillo el trabajo a desarrollar.

Ya existen equipos de computación con programas que permiten llevar inventarios en cadenas de supermercados, ofrecer “puntos”, tarjetas de crédito que intercambian “puntos” por productos y aún por dinero en efectivo.

Por tanto, la herramienta tecnológica capaz y suficiente, para utilizarla en el asunto jurídico a estudio, ya está disponible, lo que hace apenas veinte o treinta años hubiera sido una utopía.

Se está en posibilidad de agregar a la Constitución Mexicana, los mecanismos necesarios para proporcionar el Derecho al Ahorro y a la Seguridad Social como Garantías Individuales.

Una disposición, un artículo, se torna constitucional cuando se encuentra inmersa en el propio texto vigente. Para insertarla, se requiere la voluntad política de los actores de la escena pública en incluirla.

El estado tiene como finalidad, en sus presupuestos de egresos y ley de ingresos, recabar lo necesario para el funcionamiento de él mismo, debiendo erogar anualmente todo lo que recauda. Luego entonces, al gobierno no le es válido tener “guardaditos”.

La seguridad social es una función que compete exclusivamente al estado.

Deberá reformarse la Constitución, para incluir lo referente al ahorro y la seguridad social y además, promulgar y reformar las leyes que sean necesarias.

En este orden de ideas, como el IASSI se maneja al alimón con el IVA, que es un impuesto indirecto, deberá manejarse como impuesto indirecto.

Se tomará una parte del IVA, a aplicarse a favor de la cuenta del titular, según los casos que se manejan.

Expuesto lo anterior, el planteamiento sería: ¿Estaría Usted de acuerdo en que parte de los impuestos que ya viene cubriendo se destinaran a favor de una cuenta particular de ahorro que sirva de base para su futura pensión?

Si ya se ha explicado que para que una disposición sea constitucional, lo único que se requiere es que sea elevada a tal rango, mediante el consenso de los factores reales de poder por conducto de los actores políticos, es propuesta central de este trabajo la inclusión en el artículo 4° Constitucional, del siguiente texto:

“El Estado procurará el ahorro para todos los mexicanos que servirá para garantizar la existencia de la seguridad social que consiste en velar por los discapacitados, los adultos mayores, los infantes, los niños de la calle, los desempleados y en suma, por todos los mexicanos, sin distingo de raza, sexo, condición social, religión o cualquier otro elemento de discriminación. El ahorro se obtendrá mediante los mecanismos que disponga la ley respectiva”.

Es de destacar que la propuesta se refiere al artículo 4° y no al 123, ya que éste trata lo relativo a las relaciones obrero-patronales, lo que no es materia del esfuerzo que se somete a consideración.

Será necesario crear la LEY PARA EL AHORRO Y LA SEGURIDAD SOCIAL DE LOS MEXICANOS, que tendría como postulados principales los diferentes esquemas en que habrá de garantizarse la seguridad social.

Existen figuras jurídicas en la Constitución que no tienen forma de hacerlas exigibles. Se presentan como garantías, sin que exista el mecanismo jurídico que de vigencia a ese derecho. Ejemplo, la garantía a una infancia feliz, a la salud y otros, que por cierto, aparecen en el propio artículo 4° ya comentado.

La forma que se propone para recaudar el Impuesto de Aportación de Seguridad Social Indirecto, es mediante tarjetas con códigos de barras y banda magnética, que permitan identificar cada erogación que se realice a nombre de una persona. Esto se hará de manera electrónica.

Resultará válido crear una cuenta con la Clave Única de Registro de Población (CURP).

Habrá una cuenta única, manejada por el gobierno, en la que se aplicarán los importes pagados por las personas morales oficiales y por ley, se destinará única y exclusivamente en beneficio de los que no tienen acceso a seguridad social.

¿Qué sucede cuando es una persona moral privada, es decir, un patrón establecido, el que paga el Impuesto de Aportación de Seguridad Social Indirecto? Que los fondos que acumule, se apliquen a cubrir y minimizar sus pagos de seguridad social al IMSS.

¿Qué sucede cuando es un extranjero, o una persona que no muestra tarjeta alguna al momento de hacer la operación? Que los fondos se destinen a la cuenta única, para estar en posibilidad de brindar seguridad social a quienes no tienen acceso a la misma.

¿A qué edad se puede empezar a acumular fondos? Desde el nacimiento.

¿Qué sucede en el caso de los trabajadores migrantes? Éste es un problema real y actual. Los migrantes mexicanos, no gozan de seguridad social ni en México, ni en el que los recibe de manera forzada.

En este caso, la propuesta es que cada vez que realicen erogaciones y paguen exhibiendo su tarjeta, o sus familiares compren exhibiendo éstas, habrán generado en su favor, un punto para su seguridad social, lo que les otorgará un beneficio que actualmente se les niega en ambos países.

La ley, al tratar de proteger a los menores de edad, cumpliendo con lo establecido en los diversos convenios internaciones suscritos por nuestro país, amén de seguir el espíritu del Constituyente del 17, niega la posibilidad jurídica del trabajo a los menores de edad. Es decir, está prohibido contratar menores de edad como trabajadores.

Sin embargo, es una realidad ver en las cajas de las tiendas de autoservicio, cientos de niños empacando bolsas y acarreando carritos de mandado, sólo por la propina. La tienda no está en posibilidad jurídica de extenderles un contrato de trabajo, por lo que la autoridad permite la explotación y los menores están desprotegidos.

Se propone que la empresa, sólo por tener a los menores, pague por cada uno de ellos, el equivalente a medio salario mínimo diario. De esta suerte, al llegar a la mayoría de edad, habrá acumulado lo suficiente para costearse sus propios estudios, o para establecerse por su cuenta.

El gasto del Gobierno, debe aplicarse sólo para seguridad social. Cualesquier otro destino, por ejemplo, aplicarlo a cuenta del titular de la oficina, o de los empleados, deberá considerarse delito grave, pues atenta contra la seguridad social colectiva.

En el supuesto a estudio, deberá establecerse que el propietario, persona física, cuando compre con factura a nombre de la empresa, persona moral, sólo podrá obtener a cambio, acumulación de ese porcentaje, en favor de la empresa.

Deberá tenerse como delito fiscal el acreditar a favor del particular lo que cubra la persona moral. Al ser fondos de ahorro propiedad de la empresa, podrán formar parte de sus activos como tales y podrán ser cedidos al ceder la empresa, que es la propietaria de dicho beneficio.

Ya se ha venido estudiando en cada caso en particular, la forma en que se puede recuperar lo aportado.

Para que exista el ánimo de dueño, se pretende autorizar un retiro cada año, de hasta el 25% de lo acumulado, sin necesidad de que exista compromiso del depositante de pago alguno por dicho dinero. Vamos, si es el dueño del caudal, a título de dueño, no está obligado a darle cuentas a nadie del destino final de sus fondos.

Los jóvenes estudiantes, podrán disponer de hasta el cincuenta por ciento para costear sus estudios. Esos fondos podrán destinarse a las Instituciones de Educación Superior, para ayudar a solventar el gravísimo problema de la deserción escolar por falta de soporte económico.

Los adultos mayores percibirán una pensión de cuando menos dos salarios mínimos, cuando su total de aportación haya sido inferior a determinada cantidad. Cuando exceda lo necesario, según estudios actuariales, podrá otorgarse pensión equivalente de lo que produciría en banca comercial, la cantidad acumulada.

Para el caso de los que no han aportado nada, de igual modo se les proporcionará pensión, siempre y cuando cuenten con más de sesenta años de edad.

Siempre.

CONCLUSIONES

Por tanto, se puede deducir que el mecanismo jurídico propuesto, gravará con el equivalente a una parte del IVA, todas y cada una de las operaciones que se encuentren afectas al pago de este impuesto y para ello será necesario:

1. Introducir en la Ley Suprema, el derecho a garantizar el Ahorro y la Seguridad Social de la población, no sólo de los trabajadores, lo que válidamente puede realizarse en el Artículo 4° Constitucional, con el agregado ya expuesto.

2. Expedir la Ley del Ahorro y la Seguridad Social, la que recogerá los puntos anotados en el presente trabajo.

3. Crear la Secretaría de la Seguridad Social, que aglutine a los entes encargados de velar por la Seguridad Social, como son el IMSS, el ISSTE, la parte correspondiente de los Organismos Públicos Descentralizados, de la Secretaría de la Defensa Nacional, de los Gobiernos Estatales, el Instituto Nacional del Fondo para la Vivienda para los Trabajadores y demás.

4. Establecer claramente que la Seguridad Social compete al Estado y que a efecto de cumplir su obligación, será necesario fomentar el ahorro nacional, mediante la aportación del equivalente a una parte del IVA, en cuentas individualizadas, que podrán ser manejadas por el Estado o por medio de la banca comercial, a elección del titular de la cuenta.

5.- Transferir el saldo de las cuentas SAR y AFORES existentes a las que se abrirán con motivo de esta ley, las que podrán seguir siendo las que tenga el trabajador, sólo que con controles de la Secretaría, y adecuar las disposiciones legales necesarias para que la Secretaría pueda manejar las cuentas que se abran en el entendido que no es función bancaria, sino de manejo de ahorro nacional.

El saldo de estas cuentas no será reclamable vía laboral, sino que se transferirán los fondos a quien se haya designado heredero o legatario, a efecto de incrementar siempre el monto de los ahorros nacionales.

6. Con la creación de la Secretaría del ramo, a la que se transferirán los recursos de las dependencias que habrá de aglutinar, deberá modificarse la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, a efecto de que los fondos provenientes del ahorro nacional, se ubiquen de manera directa en las arcas de la Secretaría, quien dispondrá de ellos para los fines previstos en la ley.

Con lo expuesto, se concluye deseando que se haga realidad el proyecto aquí esbozado.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini
Licenciado en Ciencias Jurídicas por la UANL
Maestro en Derecho Constitucional y Amparo por la UAT
Socio del Colegio de Abogados de Monterrey, A.C.
Miembro de número de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social.
Catedrático en Licenciatura y Posgrado en diversas universidades. Actualmente en la Universidad del Valle de México, Campus Monterrey.

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Monterrey, N.L., enero de 2009

jueves, 5 de febrero de 2009

Nuevo Esquema de Pensiones

La propuesta es en el sentido de que cada uno tenga su propia cuenta, que cada uno sea el titular de su propia seguridad social y, el estado, sea sólo garante de la misma

Hace tiempo he venido comentando con Usted, querido lector, del grave, muy grave problema que representa para las personas la seguridad social y en especial, lo relativo a las pensiones y el servicio médico.

Usted me ha hecho del favor de hacerme saber su sentir, su preocupación y también, cuáles son a su juicio, los principales problemas.

Además, en la nota de El Porvenir de Monterrey del pasado 26 de noviembre de 2008, se establece que plantean los Senadores revisión integral de los sistemas de pensiones, en los siguientes términos:

“Los senadores integrantes de la Comisión de Seguridad Social plantearon una revisión integral del sistema de pensiones privados en México, para establecer su viabilidad ante los impactos de la crisis internacional.
En particular, los legisladores buscarán reformas a la Ley del Sistema de Ahorro para el Retiro, a fin de facultar a la Consar para revocar comisiones aprobadas de las Afore.
Lo anterior, luego de que el presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), Moisés Schwartz, señalara que las facultades del organismo regulador llegaron al límite en esta materia.
El senador Carlos Navarrete demandó la revisión del sistema actual de pensiones para garantizar un retiro digno a los trabajadores, pues de lo contrario, alertó, contarían al momento de su retiro con una retribución de su salario mínimo.
Por su parte, el senador Ricardo Monreal informó que solicitará al Congreso de la Unión que se realice una auditoría a la Consar, ante las minusvalías que se registran en los recursos para la pensión de los trabajadores”.

He tratado de hacerles ver, a varios Señores Senadores, así como a algunos Diputados, que pensar que la seguridad social debe ser sólo para los trabajadores es una usanza ya arcaica y caduca y por lo tanto, ajena a la realidad actual.

Efectivamente, si vemos con detenimiento qué fue lo que pasó en los Estados Unidos de América, nos encontraremos que alguien decidió invitar a varios inversionistas a depositar su dinero con él, ofreciendo altas tasas de interés, lo que trajo un alza en los intereses derivada del creciente número de ahorradores y en consecuencia, una cascada de depósitos en su favor.

Lo malo fue que no existía respaldo real para esas inversiones y por lo tanto, aquella burbuja explotó con los resultados que conocemos.

Ahora lo que planteo, es que cada uno de los 105 millones de mexicanos tenga una cuenta individual, única y en su favor, que le sirva para obtener seguridad social.

Que esas cuantas estén protegidas con dinero real, con valores reales, vamos, que las cubra plata, para que su valor sea respecto a algo tangible y no, billetes, acciones y valores gubernamentales expuestos a los vaivenes de la política y por ende, sujetos a desaparecer sin miramiento alguno.

La propuesta es en el sentido de que cada uno tenga su propia cuenta, que cada uno sea el titular de su propia seguridad social y, el estado, sea sólo garante de la misma.

Que no sea requisito tener un empleo formal, lo que limita las predicciones, pues si pensamos que todos hacemos por la vida, todos podremos ahorrar para nuestra propia vejez.

Se trata de un sistema de ahorro para el retiro que no existe en ninguna otra parte, que puede darle, cuando menos, trescientos o cuatrocientos mil millones de pesos al año a las arcas de gobierno y que de ninguna manera se requieren para cubrir las pensiones que habrían de erogarse.

Que ese dinero, depositado en cuentas del gobierno, serviría para financiar la infraestructura que se requiere en el país, serviría para obtener las fuentes de financiamiento que ahora no existen, serviría también, para ayudar a la totalidad de los mexicanos a tener una vida mejor.

Con esta propuesta se le daría viabilidad a la posibilidad de que pudieran tener derecho a una pensión los cañeros, los taxistas, los trabajadores informales, los profesionistas independientes, los periodistas y comunicadores que escriben sin patrón fijo, las viudas, las mujeres solas, los trabajadores del campo, los eventuales y todos aquellos que se encuentran actualmente fuera de la cobertura de los sistemas establecidos y formales de seguridad social, cuya principal limitante es tener un empleo formal, un empleo establecido y por lo tanto, son puestos de trabajo muy caros.

Podemos volver a ser pioneros en esquemas jurídicos.

Ojalá logre captar su atención.

Créame, vale la pena.

Me gustaría conocer su opinión.

José Manuel Gómez Porchini
Nota publicada en El Porvenir:

miércoles, 4 de febrero de 2009

Generar Derechos.

La costumbre se hace ley, reza el dicho popular. Efectivamente, costumbre es la forma habitual de hacer algo, según los que saben del tema.

Y cuando algo se hace de la misma forma muchas veces, primero, se hace costumbre y con el tiempo, se convierte en ley, pues debemos recordar que la ley no es más que una simple manifestación de los deseos y necesidades del hombre, y si el hombre la va creando, el mismo hombre debe hacerla cada vez mejor.

Pero antes de tener una ley, primero debe crearse una costumbre. Y las costumbres, no son más que conductas que se van permitiendo, a favor de alguien y en perjuicio de alguien más.

Lo que para Usted es benéfico, lo es, precisamente por que aporta algo en su favor, algo que quien lo cede, tal vez no sea su intención hacerlo.

Lograr empatar siempre que lo que se ceda sea igual a lo que se logra es el ideal del derecho.

Si Usted un día permite que alguien haga algo, lo que Usted quiera, que le lastima pero Usted no dice nada, lo aguanta, al cabo que qué tanto es tantito, al otro día el ofensor habrá de repetir el acto, ya con la plena seguridad de que Usted lo soporta y un día después, se lo van a exigir, pues Usted siempre lo ha permitido. Así es como se origina una costumbre y a la larga, una ley.

Al haberse creado la ley, le genera a Usted el derecho de acción frente a los demás para exigir esa conducta que Usted inició soportando o requiriendo, según sea el caso.

Y por supuesto, una vez que es ley, se erigen los doctrinarios a defenderla “pues así debe ser” y entonces, ve Usted que no hay posibilidad de cambiar el estado de las cosas, así sea que Usted tenga una mejor forma de hacerlo, algo más nuevo, más moderno, más simple, más humano.

A alguien se le ocurrió que sólo si Usted es el afectado directamente puede Usted recurrir a la autoridad a hacerle saber de lo que le duele y hemos llegado a los límites en que estamos, pues si Usted se queja de algo, le dicen de inmediato: Usted no tiene interés jurídico en tal o cual cosa y por ende, nadie le hace caso, hasta que Usted toma la justicia en su propia mano y entonces sí, todos van a atacarlo: hubiera esperado los tiempos de la ley, hubiera respetado la forma legal de hacer las cosas, hubiera…, hubiera…, cuando Usted sabe y se da cuenta que nadie le atiende.

Luchar por impedir que una costumbre se convierta en ley, cuesta mucho. Así sea un gobierno el interesado en negar ese derecho que ya pretende hacerse valer, cuesta mucho y no precisamente en dinero, si no en conductas de la autoridad y de los gobernados.

Voy a tratar de explicarme y utilizar un ejemplo que a Usted le quede perfectamente claro.

Usted sabe y le consta que uno de sus vecinos se está robando, pues ese es el término correcto, la energía eléctrica o el servicio de cable o de teléfono o de agua o cualquier otro de los cotidianos.

Si Usted lo reporta a la autoridad, le van a decir a Usted que quien debe presentar la queja o denuncia es el apoderado o representante de la compañía, el que por cierto, tiene tantas ocupaciones que su queja no puede atenderla. Y entonces, Usted considera que es válida la costumbre de robarse los servicios por los que todos deberíamos de pagar. E incurre en la misma conducta, al cabo para eso está la frase: ¿Quién mató al Comendador? Fuenteovejuna, Señor. Es decir, la culpa se diluye entre todos y ninguno es responsable.

Por el contrario, cuando la autoridad es la que está interesada en que no se generen derechos, entonces ataca con todas sus fuerzas a quienes pretender generar esos derechos.

Y ahora, uso un ejemplo que duele mucho, pero mucho más que los recibos de luz y agua y teléfono y demás.

Me refiero a los derechos que generan, conforme a las leyes, las personas que desempeñan un trabajo válido, un empleo remunerado, un servicio personal subordinado y directo en beneficio de un patrón pero que por esos vericuetos del destino, existen algunas trampas de la ley para no respetarles sus derechos ya generados y que incluso, dichas actitudes son defendidas y aceptadas por las autoridades.

Ejemplos. El trabajador que bajo la indefendible figura del “outsourcing” realiza funciones para un patrón pero es otro el que le paga y se asume como titular de las obligaciones, cuando lo cierto es que generalmente el segundo no tiene en qué caerse muerto.

Otro caso. El patrón que según “para no cargarle la mano” al trabajador, lo da de alta con una cuota menor ante los diversos sistemas de seguridad social y le completa el salario real mediante figuras jurídicas inciertas como “bonos de puntualidad”, “premios por asistencia”, “incentivos por metas cumplidas”, “vales de comida” o cualquier otra denominación que se le trate de dar, que de todas formas es esquilmarle al empleado aquello a lo que verdaderamente tiene derecho, es decir, le quitan un derecho ya generado.

O más aún, cuando un nacional de cualquier país, de cualquiera, cruza las fronteras para ir a hacer la vida en tierras ajenas y entonces, aparece un patrón que lo contrata, sabiendo que no lo puede dar de alta ante la seguridad social de ese su país, ya que al saber que es ilegal, habrá de aceptar salarios más bajos y sin que pueda válidamente el obrero generar derechos, salvo su propio sueldo, por lo que la forma en que está estructurada la ley en todos los países, torna en ilegales a quienes sólo van en busca de una oportunidad de desempeñar un empleo, de quienes tratan de allegar a sus casas las viandas que a diario han de consumirse, dejando en ello la vida sin expectativa de seguridad social alguna.

Este último ejemplo duele y mucho. Ver a un trabajador correr los años sin expectativa de alcanzar la denominada “Reina de las prestaciones laborales”, la jubilación, es para poner a pensar a los legisladores de cualquier país.

Estar ciertos de que se están cometiendo injusticias y dejarlas pasar, “pues de lo contrario generarían derechos que no podríamos concederles”, aparte de cínico, es vergonzoso.

La forma de lograr que existan esos derechos ya está planteada y en espera de que alguno de nuestros legisladores lo haga valer. Por supuesto, lo pongo a sus órdenes.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

José Manuel Gómez Porchini

Comentarios: jmgomezporchini@gmail.com

lunes, 2 de febrero de 2009

Las Cosas Juzgadas. Memorias de una Jueza Zacatecana

Hoy es para mí, una de las fechas que más he esperado.

Irene Ruedas Sotelo, por conducto del Señor Licenciado Juan José Márquez Valerio, Presidente de la Junta Especial Número 53 de la Federal de Conciliación y Arbitraje, con residencia oficial en Zacatecas, capital del Estado de Zacatecas, me ha hecho el honor de pedirme que venga a acompañarla ante Ustedes, a presentar el fruto de su esfuerzo al hacer la vida: el texto “Las Cosas Juzgadas, Memorias de una Jueza Zacatecana”.

Mi amigo Márquez Valerio me habló un día del texto y me preguntó que si podría acompañarlos. La respuesta es tan obvia, que la omito. Aquí estoy.

Si bien esperé con ansia la llegada del libro, me imagino que a la Lic. Irene la debe haber estado quemando por dentro la zozobra que en algún momento sienten quienes se avientan al ruedo de la vida, la interrogante eterna: ¿Cómo recibirán mi trabajo?

Lo recibí, mi esposa aquí presente me hizo la inmensa caridad de dejarme en un café mientras ella hacía múltiples vueltas y cuando dos horas después regresó… ya lo había terminado la primera vez. Le escribí un mensaje de esos que ahora se usan, en la computadora, comentándole que lo había terminado y que mi esposa ya lo estaba leyendo.

Al día siguiente tuvimos la oportunidad de conocer a la autora.

Aquí es donde se van a apartar mis pensamientos de aquello para lo que fui convocado.

Trataré de reencauzarme.

El texto “Las Cosas Juzgadas, Memorias de una Jueza Zacatecana” es uno delicioso, con una narrativa fluida, con comentarios que esbozan su carácter, con recuerdos que al trasmitirlos, se vuelven actuales.

Podría decir que está compuesto de 209 fojas, palabra que los abogados usamos y que es tan sólo reminiscencia de un latín que está en franca agonía pero que cómo nos encanta mantener con vida.

Puedo, también, decir que está compuesto de veinticuatro capítulos con unos nombres muy ingeniosos.

Es válido asentar que lo adorna un prólogo muy bien escrito, que en nada desmerece ante la calidad del fondo.

Pero voy más allá.

La tarde que acudimos a conocerla, encontramos a una mujer, en toda la extensión de la palabra, que es mucho más de lo que pretende mostrar en su obra.

Ante quienes he tenido oportunidad de hacerlo, he comentado que en mi opinión, ni la inteligencia, ni la torpeza, ni lo noble de la cuna, lo que no implica dinero, que sólo sirve para comprar cosas que no sirven, guardan relación alguna con la cuestión de género.

He tenido el gusto de tratar hombre y mujeres, muy inteligentes, como he debido soportar hombres y mujeres, francamente zafios y que resultan el máximo fastidio para el espíritu.

Vengo ante Ustedes a publicar, es decir, a decir a los cuatro vientos, que la persona que ahora acompañamos, es un diamante ya pulido por los sinsabores de la vida, que ha crecido en su interior al grado de que proyecta la paz y plenitud que sólo quien está en armonía con su ser, es capaz de hacer.

Empezamos a platicar y comentó algunas de las anécdotas que aparecen en su libro. Creo que le queda mejor la plática informal, entre amigos, que lo que quedó en blanco y negro, en letra de imprenta. Y conste, ésto es de lujo.

Nos deleitó un buen rato, largo, con andanzas de esas que sólo quien tiene sosiego en el alma y la plena seguridad de su ser y valer, es capaz de contar.

Las horas se fueron volando, si me es permitido usar ese lugar común. La plática, exquisitamente aderezada, es motivo suficiente para rendir pleitesía a la amistad, al elogio de la inteligencia, a la valía de un ser humano de primera clase.

Pero no quiero dejar inconcluso lo que empecé hace varías líneas.

Mi amigo, el Presidente de la Junta Federal, me ha hecho un regalo del que tal vez no esté consciente: me ha brindado la oportunidad de conocer a la Licenciada Irene Ruedas Sotelo, que inició su vida, como ella misma lo ha dejado impreso, siendo rechazada, que tuvo por mentor a una mujer, su Madre, que le ayudó a llenar sus alforjas de conocimientos, los que aún cuando ella no lo haya digerido aún, son los que le han valido permanecer en la lucha del día a día.

Mi amigo Márquez Valerio me ha introducido al fascinante mundo de una Jueza que a pesar de aún no contar con cédula profesional, ya estaba lidiando contra viejos lobos de mar, que sin exigir la muelle vida a que se supone los Jueces deben aspirar, si supo establecerse por su cuenta, con independencia, con seguridad en su ser, decir y actuar.

Es menester aclarar que los ascensos que dice tuvo en su vida, obedecieron a lo que ahora los expertos denominan capital humano, lo que en pocas palabras significa capacidad.

Y con esa capacidad, ha sabido rodearse de gente de gran valía, tanto, que cuando trataron de infligirle una afrenta, supo defender con gallardía, pundonor e inteligencia, lo que había sido producto de su afán en la vida: el muy Honroso cargo de Magistrada.

Quienes de algún modo hemos estado cerca de la función de procurar y administrar justicia, sabemos que es en la casa del justiciante donde se cometen las peores injusticias. Sabemos que no es el acierto el que se premia, si no que se castiga el error. Muchas veces, el error no es tal, pues cuando se está en la posibilidad de decir el derecho, siempre queda una de las partes insatisfecha con el resultado.

Y es lógico. De ahí el cuestionamiento que en su fuero interno eleva la C. Magistrada y que luego plasma en la obra que nos ocupa: ¿Quién soy yo para juzgar a los demás?

Y tiene razón. Sentirse con los tamaños suficientes, pensar que uno es capaz de decidir el destino de los demás, es un ejercicio mental que se aproxima y con mucho, al peligro de pensar que se tiene la capacidad para condenar, ya vidas, ya patrimonios, sin ulterior recurso.

Debemos recordar que en nuestro sistema jurídico los jueces y magistrados de primera instancia tienen siempre la opción de que sus fallos sean revisados por un tribunal superior, colegiado las más de las veces, que está en la posibilidad de enmendar los errores que detecten.

¿Y cuando el justiciable no recurre el fallo que le priva de la libertad o de sus bienes? Es una posibilidad, remota, pero que existe.

Aquí es donde se eleva el valor moral del juzgador. Emitir las sentencias de tal manera que sienta que su esfuerzo, ha sido en la medida del máximo de sus posibilidades.

Irene, a quien esta noche acompañamos, ha dejado plasmado en su texto, lo que para ella ya es cosa juzgada. Ha dejado por escrito, la trayectoria de una vida que ha debido sobreponerse a conflictos y adversidades que a otro cualquiera, le hubieran sido suficientes para arredrarse y abandonar la senda.

Irene, la Mujer, la Amiga, la Jueza, la Magistrada, a quien hoy acompañamos, es más, mucho más de lo que ha puesto en blanco y negro y que ahora nos permite conocer.

Irene es la suma de lo que ha debido sortear y además, es el crisol de todo lo que ha sabido recoger de la vida: las experiencias que a unos lastiman y empequeñecen y que en su caso, sólo le han servido de acicate para alcanzar mayor estatura.

Creo haber expuesto ante Ustedes, más que la crítica del texto de Irene, mi sentir de la Mujer que hoy presenta ante Ustedes un texto que ojalá tengan oportunidad de ver, de disfrutar, de analizar y que cada uno, en su fuero interno, juzgue “Las Cosas Juzgadas”.

Gracias.

José Manuel Gómez Porchini.
Mexicano. Abogado.

Monterrey, N.L., 31 de octubre de 2007.

Comentarios: josegomezporchini@gmail.com